Un pacto con el diablo
Alberto Vieyra G. jueves 22, Ago 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dialoga con grupos criminales para lograr la pacificación del país. Con esa histórica declaración doña Olga Sánchez Cordero, titular de Gobernación, metió las cuatro y su infortunado resbalón nos dice que en el régimen lopezobradorista, las novatadas están a la orden del día, pues a quién se le puede ocurrir decir que se dialoga con el bajo mundo para lograr pactos con el diablo.
“Estamos dialogando ahorita con muchos grupos, y éstos, de verdad, nos han manifestado (que) ya que no quieren seguir en esta violencia, que ellos quieren deponer las armas y caminar hacia la paz”. “Son varios grupos de diversos estados de la República, en los cuales ellos quieren caminar hacia la pacificación del país, porque ya no quieren violencia”. Así de clarito lo expresó la ministra en retiro e hizo que el mundo se le viniera encima y que más temprano que tarde, la Segob declarara en un boletín de prensa que doña Olga, no dijo lo que dijo y que lo que dijo se refiere a que las autodefensas que hay en Guerrero y Michoacán depongan las armas, y ayer AMLO, desde la mañanera le enmendaría la plana a doña Olga Sánchez Cordero “al negar que su gobierno lleve a cabo diálogos con el crimen organizado, para pacificar a México”.
La mayoría de los gobiernos en el mundo dialogan con grupos armados, ya sean guerrilleros o grupos de las mafias criminales, pero todo ello ocurre en un sigiloso secreto. ¿Qué de malo tiene que AMLO o doña Olga dialoguen con esos grupos criminales para buscar la paz en una nación que se desangra y al precio que sea? …Lo malo, es que a doña Olga se le chispoteó y esa metida de pata compromete al régimen de AMLO, equiparándolo al nivel de las mafias criminales, claro la gente se pregunta: ¿no es acaso un acto de corrupción de un gobierno que presuntamente combate la corrupción?
Claro que AMLO o a quién corresponda tiene que dialogar con grupos criminales para que en la nación azteca no siga el baño de sangre, pues el año pasado ocurrieron casi 30 mil asesinatos y en lo que va de éste suman más de 20 mil, lo cual nos dice que mientras duran las mañaneras de AMLO, son asesinadas en México tres personas, muchas de ellas inocentes o empujadas hacia las mafias criminales por cuestiones de miseria en un país en el que la clase política no es capaz de garantizar el mínimo de bienestar para ellos y sus familias. Así las cosas, pacificar al país merece cualquier esfuerzo, y hasta más de una misa.
Durante la era priísta la mayoría de los regímenes emanados de ese partido pactaron con las mafias criminales. Los artífices de la seguridad interna de inteligencia en el país sabían dónde estaban las mafias criminales y quienes las integraban, tenía un control absoluto. Con los códigos del Estado, el gobierno les advertía: “puedes contrabandear, puedes vender droga, puedes hacer lo que quieras, pero no puedes matar, no puedes secuestrar y lo principal no puedes poner en jaque al Estado, por qué entonces te aplicaré todo el peso de la ley”. Un famoso policía les advertía a los criminales: “ya te pesqué dos veces y si te vuelvo a pescar, tu cadáver amanecerá en el río Tula”, y en río Tula fue la tumba de muchos criminales. ¿Resultado?, ¿Ya adivinó usted?… ¡Había paz en México!
En Japón, Rusia, Italia y otras naciones ocurre lo mismo con las mafias se pacta con ellas. En el 2011, cuando un terremoto azotó a Japón y las costas de Sendai fueron devastadas, y el gobierno llegó al lugar del siniestro, se encontró con que la de mafia Yakuza ya había tomado el control de las acciones de rescate y le pidió al gobierno que se mantuviera al margen, porque la reconstrucción la llevaría a cabo la mafia, y en efecto así ocurrió.
En buena parte de Italia impera la Camorra. La Camorra es política, la política es Camorra; la iglesia es Camorra y la Camorra es iglesia y así por el estilo y todos viven en santísima paz, ¿será lo que busca AMLO para México?, ¿un pacto entre AMLO y el diablo traerá la paz a México?… Nomás que no lo digan, que actúen. Calladitos se verían más bonitos